Viajemos juntos: Cabrero por un día

Imagina que tu lugar de trabajo está rodeado de lomas y montañas, verdes en invierno y amarillentas en verano. Con vistas privilegiadas de toda la comarca, la Sierra y el mar. Que el único ruido que escuchas es el aire soplando y los trinos de los pájaros, además de las voces de tus compañeros de trabajo. Imagina ahora que esas voces no son voces, sino balidos y el sonido de los cencerros al moverse. Qué paz. Qué tranquilidad.

No estamos hablando de una oficina normal y corriente, como estarás pensando, no. Estamos hablando de uno de los oficios más antiguos del mundo, el de la ganadería. En concreto estamos hablando del trabajo que realiza nuestro amigo Antonio, cabrero de profesión. Acompáñanos a descubrir este noble trabajo junto a Antonio y su rebaño en un paseo junto a ellos.

Si estuvieras en nuestra experiencia Cabrero por un día, te habríamos recogido en tu alojamiento y hubiéramos conducido por la carretera hacia el interior de la comarca de la Axarquía. Hasta la pedanía de Los Romanes, que pertenece a Viñuela, pueblo que le da nombre al pantano que riega toda la comarca y que será testigo de nuestro paseo con Antonio y sus cabras.

Nos habríamos bajado en un carril en medio de la nada en el que esperaríamos la llegada de Antonio con el rebaño. Aunque al principio no se oye nada, poco a poco, a lo lejos, se comienzan a oír balidos y cencerros. ¡Ahí aparecen! Es todo un espectáculo verlos llegar.

Antonio llega junto a parte de su rebaño. La otra parte se queda en el corral. A partir de este momento, comenzamos a pasear junto a ellos, hacia donde Antonio nos guíe. Él conoce los mejores lugares para que sus animales pacen, y para nosotros es un placer dejarnos guiar tranquilamente junto a él. Las vistas son maravillosas. El aire, puro. Y la conversación fluye. A Antonio no le importa que le hagamos mil preguntas sobre su oficio. Él las responde a todas, con paciencia, cariño y buen humor.

Su rebaño es numeroso, pero se deja guiar perfectamente. Sin necesidad de perros pastores, algo que sorprende mucho. Estos bellos animales se dejan acariciar, algunas lloran cuando nos toca partir. Van paseando y comiendo, a su ritmo, sin prisa. A veces se suben a algún árbol, o se pelean entre ellas. Entretiene simplemente verlas pasear.

Tras dos horas de paseo en el que hemos disfrutado de la naturaleza en todo su esplendor, toca despedirnos de Antonio y su panda. Él continuará paseando un rato más, hasta que oscurezca, y volverá a casa. A nosotros aún nos queda algo por hacer: degustar el delicioso queso de cabra malagueño. En medio de la nada, degustamos este delicioso queso mientras aprendemos a diferenciar sus matices. Una deliciosa manera de terminar una tarde diferente.

Volvemos en Olevan a casa, disfrutando por última vez del paisaje de nuestra comarca de la Axarquía.

Esperamos que os haya gustado el paseo virtual. Si es una delicia solo escribirlo, imaginad lo que es vivirlo. Y lo podéis hacer con nosotros cuando queráis. Os esperamos con muchas ganas. Nosotros, Antonio y su rebaño. Vive la experiencia de ser cabrero por un día.

¡Feliz semana!

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